domingo, 16 de junio de 2019

DON FRANCES DE BEAMONTE Y LA BATALLA DE NOAIN.



  El 30 de junio 1521 seria decisiva la batalla de Noaín,en Navarra, donde se clausuró de  
  manera definitiva la invasion francesa. Se habia iniciado dos meses antes junto los      
  comuneros huidos de la derrota de Villalar,en Valladolid,en la guerra de las Comunidades.
  En esa derrota influyó la captura del capitan Andrés de Foix,señor de Asparrós.

   Ante esto ,dias después,empezaron a tratar a los caballeros que protagonizaron las
  victorias para concederles recompensas.

  Uno de los recompensados fué Miguel de Perea,que tomó el Estandarte Real de los 
  franceses.  

  Por otro lado en cuanto a la captura del señor de Asparrós ,los gobernadores del reino 
  Navarra promulgaron una cédula real por la que declaraban que Pero Yáñez de Novoa, 
  hombre de armas de la capitanía del conde de Altamira, don Rodrigo Moscoso Ossorio, 
  había capturado en la batalla que se dio a los franceses a «Monsieur de Masparrós» el  
  cual estaba en poder de don Francés de Viamonte y al que Pero Yáñez reclamaba su 
  pronta entrega. 

  Cuando Pero Yáñez de Novoa, se esforzaba en recobrar a su importante rehén, he aquí 
  que le sale al afortunado gallego un decidido competidor en la persona de Vicente  
  Sánchez, con una petición en que solicitaba le fuese entregado a él el capitán general   
  francés, Andrés D'Asparrós «porque era su prisionero que le había prendido e dado al   
  dicho don Francés.

  Pero también,n tercer competidor le salió a Perianes de Novoa: el propio don Francés 
  de Beaumont quien dijo ante el alcalde Benavente «que a él se le había entregado el 
  dicho Masparrós e dadole la fe y no a otro ninguno y que se remitía a lo que el dicho 
  Masparrós dixese de quién le avía prendido».

  Vicente Sánchez replicó y puntualizó la declaración de don Francés de Beaumont. 
  Asparrós estaba ya rendido por él y apeado de su cabalgadura al tiempo que don 
  Francés llegó y «que como don Francés le había conocido se le había pedido e 
  dadole fe e palabra muchas e diversas vezes de se lo tornar a entregar cada e 
  quando que se lo pidiese e que solamente se lo diese para que lo curasen».


  Perianes de Novoa en su réplica puso el dedo en la llaga al declarar que don Francés 
  de Beaumont y el prisionero D'Asparrós eran «debdos e parientes e de su tierra e 
  naturaleza e amigos». Por ello quitó de antemano todo valor a lo que sobre 
  su prisión pudiera decir el propio D'Asparrós porque: «cualquier cosa que le dixere
  (era) porque les convenía a ambos».  Perianes negó toda participación en el caso
  a Vicente Sánchez y se reafirmó como único autor del prendimiento del conde de Foix. 

  Vicente Sánchez contraatacó precisando que «él había encontrado al dicho capitán 
  estando a cavallo e dádole en la vista e se la había quitado e fecho rendir e dándose por 
  su prisionero». Al mismo tiempo rechazaba toda intervención en el caso de don Francés
  y de Perianes de Novoa. Los historiadores antiguos y modernos sin precisar el hecho 
  afirman que Asparrós mismo, derribado por una lanzada, que rompiéndole la visera 
  de su casco, le privó por algún tiempo de la visión, se rindió a don Francés de Beaumont

  El pleito concluyó ante el bachiller Benavente «en absencia e rebeldía del dicho don     
  Francés. Era un pleito triangular, cada una de las tres partes actuantes reclamaban
  para sí el honor y el provecho de haber prendido al capitán general de los franceses.
  La sentencia dada por Benavente nos informa que en agosto de 1521 don Francés 
  de Beaumont «se fué con el dicho capitán Masparrós», por lo que condenó al mismo 
  a comparecer y a entregar al prisionero en manos de Perianes de Novoa y a pagar 
  las Costas del pleito». 

  Las cosas se le ponían mal a Vicente Sánchez. Pero no cejó en su empresa y apeló ante 
  el Consejo Real contra la sentencia pronunciada por el bachiller Benavente alegando en   
  primer lugar que la sentencia se había dado a petición de una parte. Segundo, que en el   
  proceso, de la parte de Vicente Sánchez, siendo la principal, no se hacía mención de ella  
  en la referida sentencia. En tercer lugar porque en el proceso se probaba que «andando    
  en la batalla el dicho Masparrós e trayendo la vista calada se avian encontrado después  
  de romper las lanzas e le avía dado un golpe con una hachuela de armas en la armadura 
  de la cabeza de que le avía desguarnecido la vista de una parte y que con la otra mano le 
  avía asydo della e arrancadosela e que teniendole así herido en el rostro se le avía        
  rendido e que llegó el dicho don Francés e le interrogó que se le diese para curalle y que
  le daba su fe y hazía pleyto omenaje como caballero de se lo dar y entregar quando se lo 
  pidiese e que con la confianza susodicha se lo había entregado». Alegaba también que    
  Perianes de Novoa «avía llegado después de estar por él rendido e quedado en su poder  
  la pieza de la vista que era gaje de prisionero según estilo de guerra». En consecuencia    
  reclamaba a don Francés que le entregase al prisionero o que le condenase a pagarle de
  rescate cien mil ducados de oro. 

  Perianes de Novoa insistió en pedir se confirmase la sentencia y se excluyese de toda    
  remuneración a Vicente Sánchez que ninguna parte tuvo —según él— en la captura. 
  Pero en este momento ambos pleiteantes por separado dirigen sus ataques contra 
  don Francés de Beaumont acusándole de que «se avía ausentado e pasado con el 
  dicho capitán (D'Asparrós) en Francia e que pues no tenía asiento y vezindad en 
  nuestros reynos ni en el reino de Navarra y su ausencia era notoria» 

  Los oidores del Consejo Real dieron una carta real por la que se mandaba a 
  don Francés presentarse en el plazo de nueve días, declarándole en rebelión, 
  caso de no presentarse.  

  Vicente Sánchez, en vista de la no comparecencia de don Francés, pidió se le entregara 
  el rescate por Mr. D'Asparrós, rescate que ya redujo a 40.000 ducados de oro. Atacaba a  
  Perianes de Novoa de no haber probado nada «porque sus testigos no hacían fe y eran 
  solos e singulares e contrarios unos a otros e deponían de oídas. Perianes repitió      
  semejantes acusaciones contra los testigos presentados por Vicente Sánchez

  En este momento se produjo un giro espectacular en este zigzagueante proceso. Vicente  
  Sánchez presentó ante el Consejo Real una petición en la que se decía «que él y             
  Perianes de Novoa avían comprometido la diferencia que tenían sobre la prisión del  
  capitán Masparrós en manos de cavalleros, los quales avían dado sentencia y estaba
  por ambas partes consentida e presentada en el proceso». 

  En este compromiso se decía que «por nos quitar de los pleitos y debates y diferencias» 
  habían puesto el asunto en manos del señor Diego Pérez de Vargas, capitán de Sus      
  Majestades e contino de su casa, dispuestos a aceptar su laudo so pena de 3.000       
  ducados de oro. Este compromiso fue firmado por ambos litigantes en Palencia a 18 de 
  mayo de 1522

  El 18 de junio estando en Palencia en la posada de Gaspar Ramírez, secretario del 
  Consejo de Sus Majestades, Diego Pérez de Vargas presentó su sentencia arbitral por la  
  que falló que el capitán Asparrós, capitán general del Rey de Francia, fue preso por        
  ambos a dos, los dichos Perianes de Novoa y Vicente Sánchez, postrero día del mes de  
  junio del año pasado de 1521 en la tarde, «por ser los susodichos de una capitanía y     
  servir y salir a la batalla debaxo de una bandera juntos e para un efeto obligados a ser 
  una misma cosa en el peligro, favor y honra y provecho tengan e lleven por iguales 
  partes el rescate del dicho capitán, y pidan al Emperador la honra y galardón por igual, 
  para que lo dexen por enxemplo a sus subcesores... porque con más voluntad sirvan a
  sus reyes, pues los dichos Perianes de Novoa y Vicente Sánchez lo hicieron con mucho
  esfuerzo e destreza pues se siguió prender al lugarteniente general del Rey de Francia, 
  persona tan principal y tan valerosa que osó conquistar e ganar el Reino de Navarra y lo
  tenía ganado y estava en posesión dél el dicho día postrero de junio que los dichos 
  Perianes de Novoa y Vicente Sánchez lo prendieron en el dicho Reino de Navarra en el 
  campo que dizen de Noain donde se dió la batalla, la qual prisión fué y es de gran 
  estimación así por la persona del dicho Dasparrós como porque los dichos Vicente   
  Sánchez y Peryañez de Novoa son hijosdalgo conocidos destos Reinos de Su Majestad 
  e son sus criados y heran hombres de armas en la dicha batalla. 

  Los dos hombres de armas aceptaron esta sentencia arbitral bajo la expresa condición de
  abonar 3.000 ducados de oro aquella parte que en algo no la cumpliere. 

  En consecuencia Vicente Sánchez pide al Consejo que prosiga hasta su conclusión el   
  proceso entablado por Perianes de Novoa contra don Francés y solicita se condene al   
  noble navarro a que les entregue 20.000 ducados de oro en concepto de rescate por la 
  libertad del conde de Foix, señor de Asparrós. 

  La sentencia definitiva del Consejo fue dada en Valladolid a 13 de septiembre de 1522 
  por la que se condena a don Francés de Beaumont a que en el plazo de nueve días 
  desde su requerimiento «entregue a Vicente Sánchez o a Perianes de Novoa al dicho
  Masparrós o el interese de su rescate.

  Esta sentencia fue notificada a los pleiteantes y a don Francés de Beaumont en su    
  ausencia en los estrados del Consejo. Don Francés ni se dio por enterado ni hizo     
  diligencia alguna en el plazo de los nueve días. Qué había ocurrido? Entregó don     
  Francés al capitán general D'Asparrós? Mientras corría este proceso y se ventilaba
  este asunto, qué había hecho don Francés de Beaumont?

  A mediados de julio de 1521, o sea, quince días después de la batalla de Noain, Asparrós
  seguía en Pamplona en poder de don Francés y al parecer seguía herido del golpe    
  propinado por Vicente Sánchez en el momento de la captura. Nada anormal vieron los  
  virreyes, aposentados a la sazón en la capital navarra, cuando en 16 de julio dieron una  
  real cédula por la que permitían que «Monsieur Dasparrós, capitán general del Rey de   
  Francia embie por un médico que está en la ciudad de Bayona para que venga a le curar  
  a este Reino de Navarra» para que le dejen venir y volver libremente.

  Don Francés seguía gozando de la confianza de los virreyes y en particular del afecto y  
  protección del almirante de Castilla, don Fadrique Enríquez, quien suplicó a S.M. 
  «que don Francés prendió a D'Asparrós y a él se le entregó la fortaleza de Pamplona, 
  se le haga merced de ella pues estará en él mejor que en Herrera, que sin derrocalle dos
  dedos del muro, se rindió». En esta súplica se patentiza la predilección del almirante por 
  don Francés y la enemiga declarada contra el alcaide de la fortaleza de Pamplona, 
  el capitán Miguel de Herrera.  

  De mediados de julio a los medios de agosto de 1521 fue cuando ocurrió el cambio 
  radical del gobierno en relación con don Francés de Beaumont. En ese tiempo hubo de 
  ocurrir la marcha de D'Asparrós a Francia acompañado y patrocinado por su pariente
  y amigo don  Francés de Beaumont. 

  El almirante pondera al emperador las graves consecuencias  que podrían seguirse
  de la libertad de D'Asparrós: «Dirés a Su Majestad que haber don Francés soltado a 
  Vasparrós ha sido tan extremado daño que creo que breviarán los franceses su 
  entrada porque Basparrós es cuerdo y sabrá todas nuestras necesidades y hará 
  aprovechar dellas a los que vienen quanto más que saben que nuestra gente 
  anda descontenta y mal pagada». 

  Para mediados de agosto la cosa era clara y la complicidad de don Francés de Beaumont 
  tan patente que enseguida comenzaron a caer sobre él los golpes de la justicia. «Por      
  algunas cosas cumplideras a servicio de la Católica Reina, mi señora, e nuestro» mandan
  los virreyes suspender a don Francés de Beaumont del cargo de la capitanía retirándole   
  por ello el salario correspondiente.

  Al tesorero de Aragón, mosén Luis Sánchez, y a su lugarteniente en Navarra se les  
  manda suspender el pago a don Francés de Beaumont de todas las mercedes «que de  
  nos tiene en los reinos de Castilla y en Navarra».Don Francés no sólo liberó a la brava  
  a D'Asparrós, sino también a otro gentilhombre francés de cuyo rescate seguía debiendo
  35 ducados al capitán don Luis de la Cueva, ducados que se ordena descontar de la 
  paga debida a don Francés por su capitanía.

  Las sanciones contra don Francés continuaron durante el mes de agosto: se le priva
  de su  capitanía «por aver deservido» y se la pasa a su hermano don Fernando con lo 
  que el dicho don Fernando tiene en la Mesta. A través de la concisa prosa de una 
  minuta, probablemente redactada por Francisco de los Cobos, nos enteramos que 
  Perianes de Novoa y Vicente Sánchez pudieron quizá percibir el rescate correspondiente
  al apresamiento de D'Asparrós. En la minuta se lee: «Que de los bienes que don 
  Francés tiene en Navarra pueda disponer para dos escuderos que tovieron a 
  D'Asparrós». De sus bienes secuestrados se permite extraer la cantidad suficiente: 
  20.000 ducados para satisfacer a los dos afortunados hombres de armas.

  La severidad sigue golpeando a don Francés por cuanto en la misma minuta se prescribe 
  de orden del emperador «que se derogue la merced de don Francés de los granos de  
  Sicilia

  Por septiembre ,el condestable informa al emperador que «don Francés le puso
  ( a Monsieur de Basparrós) en Aragón y él le soltó guardandole mal lo que devía y 
  no obedeciendo a nuestros regimientos». Desde Zaragoza, en plena maniobra,
  don Francés se queja al emperador que habiendo prendido él personalmente a 
  Juan Bravo en la batalla  de Villalar «solamente palabra de gracias oí
  de los gobernadores, (no) como otros (a) que ellos dan compensas de cada cosa 
  que se les figura».    



  En enero de este año y ante la premura del plazo para recibir las probanzas, una provisión
  alargó el término para recibir las declaraciones de los testigos en ciento veinte días.

  En mayo otra provisión real mandó recibir las deposiciones de los testigos en el pleito
  que Perianes de Nóvoa mantenía con Vicente Sánchez sobre la prisión de Masparrós.

  Como hemos visto el pleito contra don Francés se prolongó hasta septiembre de 1522.

  No sabemos la fecha del regreso de don Francés a España ni las circunstancias del
  mismo, pero sí consta documentalmente que para el 11 de octubre de 1522 don
  Francés estaba preso en la fortaleza de Zamora.La acusación que el procurador fiscal
  presentó en la cárcel real decía que «seyendo nuestro capitán de ombres de armas en
  la batalla que nuestro exército dió en Navarra a los franceses el año 1521 en que fue
  vencido el exército del rey de Francia e preso Masparroz, capitán general e cabdillo del
  dicho exército por Vicente Sánchez e Perianes de Nóvoa, nuestros hombres de armas
  en la capitanía del conde de Altamira, los quales diz que a vuestro ruego y estancia hos
  lo entregaron con pleito homenaje que les hicistes de ge lo dar y entregar cada vez que
  por ellos os fuese pedido lo qual diz que no hicistes, antes yendo contra el dicho pleito
  homenaje, perteneciendo a nos el dicho Masparrós por ser capitán general y el mayor
  cabdillo del exército del Rey de Francia y siendo vos obligado a nos lo dar y entregar os
  aviades ido con él y le aviades llevado a Francia y lo habíades salvado y rescatado y
  aviades hecho dél lo que aviades querido según que es notorio»... por todo lo cual
  «aviades sido traidor e desleal e ynfiel a nos e aviades caido e yncurrido en grandes e
  graves penas ceviles e criminales».

  Desde la prisión de Zamora don Francés de Beaumont, por medio de su procurador,Juan  
  de Valladolid, apeló contra la sentencia condenatoria dada en 16 de junio de 1522.  El     
  proceso contra don Francés de Beaumont se ventilaba ante los alcaldes de casa y Corte
  y actuaba de acusador el fiscal Pero Ruiz que tan destacado papel ejerció en los
  procesos seguidos a los participantes en el movimiento comunero.

  Por enero del año 1523,Don Francés de Beaumont, preso en Zamora, no daba su causa 
  por perdida. Obtuvo que un receptor de la corte, Pero Alvarez de Oviedo, fuese a
  Calahorra y a otras ciudades, villas y lugares para tomar declaración a los testigos
  presentados por el noble navarro.También hubo de ir «a Aragón y Navarra e allende los
  puertos» a buscar declaraciones de testigos, para todo lo cual consiguió la ampliación del
  plazo para recibir las probanzas en otros ciento veinte días.



  La llegada del emperador a España parece indicar un atisbo de giro a favor de don     
  Francés en el espinoso asunto de la escapada de Mr D'Asparrós. En 5 de marzo de 1523
  se despachó una cédula real, firmada por Su Majestad, para que el alcaide de la fortaleza
  de Zamora entregase a don Francés de Beaumont al aguacil Vallejo que iba por él.Este 
  cambio pudo suponer un traslado del reo a Valladolid desde donde podría defenderse con
  más facilidad ante los señores del Consejo. El 15 de este mes el Consejo Real a petición
  de Vicente Sánchez de Avila y de Perianes de Novoa mandó a Alonso de San Pedro, 
  escribano público de Zamora, que entregase el proceso contra don Francés de
  Beaumont  para presentarle ante los señores oidores del Consejo. 

  La defensa de don Francés iba, al parecer, ganando terreno. Constituido el preso en la 
  corte de Valladolid, logró a fines de marzo que se enviase al escribano Juan de Cuéllar a
  la villa de Peñafiel a tomar declaración a su favor de don Pedro Girón, que fue capitán 
  general del ejército de la Comunidad y a la sazón cumplía destierro en la villa del     
  Duratón.

  Los gastos del proceso cargaban sobre la flaca bolsa de don Francés de Beaumont que
  veía a la sazón embargados sus bienes inmuebles de Navarra. Por ello se ve precisado
  a reclamar «ciertos maravedís de su salario de corregidor» en el tiempo que desempeñó
  este oficio en el Principado de Asturias y «que le quedaron a deber por no se poder él
  detener a los cobrar por venir a servir en tiempos de las alteraciones pasadas».

  En abril don Francés de Beaumont «preso e encarcelado» logra que el Consejo Real se
  dirija al gobernador y Justicia Mayor de Aragón para que haga llamar y tome declaración a
  los testigos de descargo presentados por don Francés y residentes en aquel reino.

  Un indicio del cambio que se iba operando en el ánimo del emperador en relación con el
  feo asunto de don Francés creemos encontrarlo en la real cédula firmada por Carlos V en
  Valladolid en el mes de mayo por la que ruega y encarga al joyero de Béjar, Hernán
  Pérez, que había comprado a don Francés una casa, probablemente en Valladolid,
  casa que don Francés había recibido en tiempos como merced del emperador y que
  había pertenecido a un condenado por la Santa Inquisición, para que se la devuelva a
  don Francés «pagandoos lo que vos le disteis por ellas y lo que más ovieredes gastado
  en labrar o repararlas que en ello seré servido».

  ¿Vería próxima don Francés su total absolución y consiguiente libertad y proyectaría
  albergar en ella a su familia? En junio todavía no había cobrado don Francés las deudas
  de su salario como corregidor del Principado de Asturias, por lo que una cédula real   
  vuelve a insistir en su pronto pago.

  Durante ese mismo mes de junio, la causa seguida contra don Francés de Beaumont
  por haber evacuado al capitán general de los franceses, D'Asparrós, había fenecido o
  se  había sobreseído no sabemos cómo ni en virtud de qué poderosas razones de tipo 
  político. La situación personal del preso, encarcelado y procesado, dio en cuestión
  de días un vuelco de campana.

  No puede quedar la menor duda que al firmar el emperador esta cédula borraba como
  con una esponja el inmediato pasado de don Francés de Beaumont, se daba por
  satisfecho de su conducta en la evasión de D'Asparrós y le retornaba a su gracia.
  Mucho hubiéramos deseado encontrar los documentos aclaratorios de este cambio
  copernicano de actitud del rey. Pero la Historia tiene estas singularidades. ¿Qué
  sabemos de los años inmediatamente posteriores a esta dramática etapa? ¿Qué hizo
  don Francés? ¿Qué actitud guardó con él Carlos V?

                                     FUENTE

                EN TORNO A LA BATALLA DE NOAIN
                 LUIS FERNANDEZ MARTÍN (1979)


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